Brasil fue el segundo país del mundo que implantó el sello postal adhesivo en el mundo. Su primera emisión goza de tal fama que, aun careciendo del nombre del país, nadie duda de su origen. Y ello se debe al sobrenombre de “ojos de buey” que el pueblo, sensible a las analogías, otorgó inmediatamente a estos sellos por su diseño ovalado, su color oscuro y la presencia de las cifras a modo de iris. Tras el penique negro Inglés de 1840, sólo precedieron al primer sello brasileño otras dos emisiones: el provisional de Nueva York, de 1842, y los cantonales de Zurcí, de marzo de 1843. Pero ambas tuvieron carácter local, por lo que los “ojos de buey”, que se pusieron a la venta en agosto de 1843, sería la segunda emisión oficial del mundo. La gestación de estos sellos fue laboriosa.
La autorización del gobierno se había firmado dos años antes, gracias a los esfuerzos de J. D. Sturtz, un alemán que había sido cónsul brasileño en el reino de Prusia y había residido en Inglaterra algunos años. Allí tuvo ocasión de conocer la reforma postal de Sir Rowland Hill, que condujo a la implantación del primer sello adhesivo del mundo. Sturtz elaboró un documentado informe sobre las ventajas del sello adhesivo para el franqueo de la correspondencia y sus esfuerzos se vieron coronados.
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