Artículo de Mecánica Popular
Cuídese de los SELLOS FALSOS
Un experto usa una lámpara especial para estudiar la fluorescencia de la tinta en una estampilla. El sello de arriba se habilitó para el corre aéreo. El de abajo es una imitación. Note la diferencia en los tipos
Arr: Este sello de Letonia se imprimió en 1920: Ab: Estampilla falsa producida cinco años después, con cambios en las letras y en el diseño del aeroplano
Arr: México habilitó 300 sellos en honor de Amelia Earhart. Un falsificador produjo el sello de abajo, que estaba ofreciendo en venta por unos 250 dólares
Arr: México habilitó 300 sellos en honor de Amelia Earhart. Un falsificador produjo el sello de abajo, que estaba ofreciendo en venta por unos 250 dólares
ASCIENDE a muchos millones el número de personas dedicadas a la colección de estampillas. En realidad, su entusiasmo frecuentemente excede los conocimientos técnicos que tienen acerca de este arte. Aprovechándose de esto, los falsificadores han invadido el mercado de la filatelia produciendo y vendiendo imitaciones en vez de estampillas genuinas.
Con objeto de protegerse de los falsificadores, cuyo número parece aumentar día tras día, las sociedades filatélicas y los coleccionistas se han visto obligados a establecer laboratorios para el examen científico de estampillas de correo.
Estos laboratorios se han hecho necesarios, debido a que ninguna de las agencias gubernamentales dedicadas a la investigación de crímenes se halla en condiciones de poner coto a las fechorías de los falsificadores de sellos. Los gobiernos se protegen a sí mismos contra la fa1sificación de estampillas usadas para el franqueo de correspondencia, pero generalmente no le prestan atención a los sellos que solamente tienen determinado valor para los coleccionistas.
Sabiendo que pocas son las probabilidades de que la ley los persiga, y convencidos también de que posiblemente ninguna pena se les impondrá en caso de ser descubiertos, los falsificadores de sellos han estado obteniendo cuantiosas ganancias. Imitan cientos de especimenes que venden a los coleccionistas por altas sumas, haciéndoles creer que son estampillas muy escasas o antiguas.
Hay cuatro tipos generales de sellos falsos:
1. Imitaciones de estampillas en uso.
Los falsificadores a menudo no se dedican a este tipo de fraude. Los métodos de impresión hoy día son tan avanzados, que es casi imposible producir imitaciones perfectas. Además, corren un riesgo muy grande de ser descubiertos por los inspectores del correo y de otras agencias gubernamentales. Constituye éste el único tipo de falsificación en que la ley actúa con prontitud y rigor.
Hace cincuenta años, sin embargo, los falsificadores en Europa explotaron grandemente este campo. Todavía pueden encontrarse sus productos en colecciones viejas. Pero cualquiera persona con conocimientos elementales de los métodos de impresión puede descubrir desde lejos estas imitaciones litografiadas de originales grabados en talla dulce. Sólo engañan a los principiantes, por lo que constituyen las falsificaciones menos peligrosas que hay.
Los falsificadores a menudo no se dedican a este tipo de fraude. Los métodos de impresión hoy día son tan avanzados, que es casi imposible producir imitaciones perfectas. Además, corren un riesgo muy grande de ser descubiertos por los inspectores del correo y de otras agencias gubernamentales. Constituye éste el único tipo de falsificación en que la ley actúa con prontitud y rigor.
Hace cincuenta años, sin embargo, los falsificadores en Europa explotaron grandemente este campo. Todavía pueden encontrarse sus productos en colecciones viejas. Pero cualquiera persona con conocimientos elementales de los métodos de impresión puede descubrir desde lejos estas imitaciones litografiadas de originales grabados en talla dulce. Sólo engañan a los principiantes, por lo que constituyen las falsificaciones menos peligrosas que hay.
2. Imitación de sellos habilitados y marcas de correo.
Este segundo tipo de falsificaciones proporciona más dolores de cabeza a los filatelistas que cualquier otro, ya que ha sido explotado ampliamente por los falsificadores para estafar a coleccionistas.
En muchos casos, los gobiernos, cuando no pueden producir sellos especiales para ciertas ocasiones, emplean los que tienen en existencia, habilitándolos con una marca especial. En 1928, por ejemplo, el cajero del vapor Ille de France tomó una estampilla corriente de 1 1/2 francos e hizo que el linotipista abordo imprimiera sobre aquélla la simple marca de "10 Fr ." para pagar el importe del correo aéreo entre el buque y tierra.
Esa misma estampilla básica todavía vale diez centavos de dólar hoy día; sin embargo, la marca original que se le puso ha aumentado su valor a 300 dólares.
He aquí lo que hacen los falsificadores: Compran las estampillas básicas y, con una prensa que guardan en los sótanos de sus casas, le añaden la marca adicional.
El nombre "Port Fouad". aplicado a una estampilla egipcia de 1926, aumenta su valor de 9 dólares a unos 125 dólares. La marca "Correo Aéreo" sobre una estampilla hondureña que vale 25 centavos, sube su precio a 5000 dólares.
Hay cientos y cientos de casos en que los falsificadores han empleado el método descrito anteriormente para estafar a filatelistas sin mucha experiencia.
Este segundo tipo de falsificaciones proporciona más dolores de cabeza a los filatelistas que cualquier otro, ya que ha sido explotado ampliamente por los falsificadores para estafar a coleccionistas.
En muchos casos, los gobiernos, cuando no pueden producir sellos especiales para ciertas ocasiones, emplean los que tienen en existencia, habilitándolos con una marca especial. En 1928, por ejemplo, el cajero del vapor Ille de France tomó una estampilla corriente de 1 1/2 francos e hizo que el linotipista abordo imprimiera sobre aquélla la simple marca de "10 Fr ." para pagar el importe del correo aéreo entre el buque y tierra.
Esa misma estampilla básica todavía vale diez centavos de dólar hoy día; sin embargo, la marca original que se le puso ha aumentado su valor a 300 dólares.
He aquí lo que hacen los falsificadores: Compran las estampillas básicas y, con una prensa que guardan en los sótanos de sus casas, le añaden la marca adicional.
El nombre "Port Fouad". aplicado a una estampilla egipcia de 1926, aumenta su valor de 9 dólares a unos 125 dólares. La marca "Correo Aéreo" sobre una estampilla hondureña que vale 25 centavos, sube su precio a 5000 dólares.
Hay cientos y cientos de casos en que los falsificadores han empleado el método descrito anteriormente para estafar a filatelistas sin mucha experiencia.
3. "Cubiertas" falsas.
Uno de los trucos favoritos de los falsificadores es producir "cubiertas" falsas.
Se entiende como cubierta un sobre o un papel de envolver que tenga todavía todos los sellos y marcas de correo originales. Es posible que una estampilla postal genuina valga 10 dólares, pero si todavía se halla pegada al sobre en que se remitió, su valor puede ascender a 100 dólares. El falsificador obtiene una estampilla genuina y un sobre de tipo contemporáneo, pega la estampilla y ofrece su falsificación como cubierta legítima.
No hace mucho, uno de estos estafadores encontró carta remitida con una estampilla norteamericana de tres centavos, con fecha de 1857. Le quitó la estampilla al sobre y colocó en su lugar un raro sello de 90 centavos. Empleando un pincel y falsificando una marca de correo, produjo lo que consideró un coleccionista como una verdadera joya filatélica.
Hace menos de diez años, un estafador británico averiguó que los coleccionistas estaban pagando grandes sumas de dinero por sobres franqueados con estampillas emitidas en diversas colonias para conmemorar la coronación del Rey Jorge VI y la Reina Isabel, a pesar de que eran bastante comunes las estampillas de esta serie que no se habían usado. Se gastó unos cuantos centavos para sacar fotograbados de las marcas genuinas de correo, pegó miles de esas estampillas no usadas sobre sobres, a los cuales añadió los marcas falsas de correo. Grandes fueron las ganancias que realizó antes de que descubrieran sus fechorías.
Uno de los trucos favoritos de los falsificadores es producir "cubiertas" falsas.
Se entiende como cubierta un sobre o un papel de envolver que tenga todavía todos los sellos y marcas de correo originales. Es posible que una estampilla postal genuina valga 10 dólares, pero si todavía se halla pegada al sobre en que se remitió, su valor puede ascender a 100 dólares. El falsificador obtiene una estampilla genuina y un sobre de tipo contemporáneo, pega la estampilla y ofrece su falsificación como cubierta legítima.
No hace mucho, uno de estos estafadores encontró carta remitida con una estampilla norteamericana de tres centavos, con fecha de 1857. Le quitó la estampilla al sobre y colocó en su lugar un raro sello de 90 centavos. Empleando un pincel y falsificando una marca de correo, produjo lo que consideró un coleccionista como una verdadera joya filatélica.
Hace menos de diez años, un estafador británico averiguó que los coleccionistas estaban pagando grandes sumas de dinero por sobres franqueados con estampillas emitidas en diversas colonias para conmemorar la coronación del Rey Jorge VI y la Reina Isabel, a pesar de que eran bastante comunes las estampillas de esta serie que no se habían usado. Se gastó unos cuantos centavos para sacar fotograbados de las marcas genuinas de correo, pegó miles de esas estampillas no usadas sobre sobres, a los cuales añadió los marcas falsas de correo. Grandes fueron las ganancias que realizó antes de que descubrieran sus fechorías.
4. Reparación de sellos dañados.
Hasta el defecto más insignificante puede restarle valor filatélico a una estampilla. Una rotura microscópica o una perforación puede bajar el precio de un sello hasta en un 90 por ciento. Los falsificadores toman copias dañadas de estampillas raras y las reparan de manera tan experta que cualquier coleccionista común y corriente cree que se trata de un espécimen perfecto. Los expertos que han examinado algunas de estas falsificaciones han descubierto que a veces consisten hasta en cuatro partes de diferentes sellos, hábilmente unidas entre sí para formar un "espécimen de insuperable valor.
Otro fraude similar es el de quitar las marcas de correo, a fin de ofrecer las estampillas como especimenes "no usados", los cuales se cotizan aun precio más alto. En las colonias británicas, a menudo usan estampillas costosas para propósitos fiscales. Como dichas estampillas jamás se usan en cartas, los falsificadores obtienen pasaportes y otros documentos en los cuales se han pegado estampillas de 10 chelines y de 1 1ibra esterlina. Empleando substancias químicas, borran los sellos de color violeta con que se anula su valor y aplican pegamento al dorso de las estampillas. Luego las ofrecen como sellos no usados a coleccionistas que creen que están obteniendo algo muy raro a un precio bajo.
La mayoría de los grandes falsificadores no se atreven a invadir el mercado de las estampillas verdaderamente raras. Limitan sus actividades a falsificar estampillas con un valor de5 a 250 dólares. Saben que pueden vender 100 sellos falsos a 10 dólares cada uno con mucha mayor rapidez y facilidad que dos estampillas a 500 dólares cada una.
En primer lugar, existe un mercado mucho mayor para las estampillas de precio bajo; además, corren menos riesgo de ser descubiertos. Los laboratorios profesionales cobran un mínimo de 5 dólares por examinar una estampilla. Cualquier coleccionista pagaría esa suma para asegurarse de la autenticidad de un sello que ha comprado por 200 dólares; sin embargo, se negaría a pagar 5 dólares para verificar si es legítima una estampilla que sólo le ha costado 5 ó 10 dólares.
Como la falsificación de sellos es tan común, y debido también a que las agencias gubernamentales no, están desplegando muchos esfuerzos por combatir este mal, algunos vendedores, sociedades y coleccionistas mantienen laboratorios filatélicos donde realizar ellos mismos sus comprobaciones.
Un laboratorio filatélico tiene tantos instrumentos científicos como cualquier centro de investigaciones, Los métodos que utilizan también son modernos, Los sellos examinados por los expertos se someten a tantas pruebas que el investigador filatélico usualmente conoce más sobre el papel, la tinta y los métodos de impresión empleados para las estampillas, que el director general de correos que autorizó la impresión de éstas.
Se toman fotografías de las estampillas y se sacan ampliaciones hasta 50 veces mayores, para compararlas con sellos genuinos. Permite esté tipo de examen descubrir hasta las diferencias más insignificantes en impresión, formas y tamaños de los tipos usados.
Se les aplican rayos ultravioleta e infrarrojos para descubrir reparaciones que no pueden ser vistas con microscopios corrientes. Como la tinta usada en las falsificaciones es siempre diferente ala de la estampilla original, se descubren en el laboratorio variaciones en la fluorescencia de aquélla. Hace poco empezaron a usarse máquinas de rayos X para las investigaciones filatélicas. El Dr. Herbert Pollack, de Chicago, y el Dr. Harold S. Cheavin, de Londres, han estado perfeccionando ciertos métodos con este instrumento para descubrir fraudes en los círculos filatélicos.
El experto en filatelia no sólo emplea instrumentos mecánicos para comprobar la autenticidad de los sellos, sino que también aplica numerosos conocimientos que el falsificador rara vez posee. En 1906, por ejemplo, Noruega habilitó una serie de estampillas que no estaba usando, aplicándoles una nueva marca. Un falsificador recientemente obtuvo grandes cantidades de las estampillas noruegas originales y decidió aumentar su valor añadiéndoles él mismo la nueva marca.
Cuando se examinó una de estas estampillas, pasó todas las pruebas rutinarias, ya que la imitación era casi perfecta.
Sin embargo, se llegó a la conclusión de que se trataba de un sello falso. Las estampillas mencionadas se habían impreso con dos diferentes tintas de color violeta, en dos distintas ocasiones. El investigador sabía que Noruega sólo había habilitado las estampillas de la segunda impresión. El falsificador desconocía este hecho, por lo que aplicó su excelente marca de imitación a estampillas de la primera impresión.
Muchos son los falsificadores que han producido obras excelentes, pero ninguno de ellos ha logrado alcanzar la perfección. y gracias a los esfuerzos de los investigadores filatélicos, los coleccionistas de sellos continuamente reciben información de cada tipo de falsificación que se descubre. Con este valioso servicio, cada día le es más difícil al falsificador de sellos estafar al público comprador, por lo que se espera que pronto desaparezca esta malsana profesión.
El año pasado, un grupo de vendedores de estampillas en Inglaterra puso final a la larga carrera de uno de los falsificadores más audaces de nuestros tiempos, quien por 50 años logró estafar grandes sumas de dinero, debido a que ninguna agencia gubernamental interfirió con sus actividades hasta entrar en acción los nuevos investigadores filatélicos.
Los falsificadores actuarán sólo mientras existan coleccionistas incautos. Puede usted también ser víctima de sus timos, si comete usted los errores que a continuación se enumeran:
1. Siempre anda en busca de gangas.
2. Compra estampillas de personas que no conoce como individuos expertos y de confianza.
3. Compra estampillas de las cuales sabe usted muy poco.
4. Acepta estampillas sin una garantía escrita y legítima.
5. Acepta sellos que no han sido examinados por un filatelista experto.
Hasta el defecto más insignificante puede restarle valor filatélico a una estampilla. Una rotura microscópica o una perforación puede bajar el precio de un sello hasta en un 90 por ciento. Los falsificadores toman copias dañadas de estampillas raras y las reparan de manera tan experta que cualquier coleccionista común y corriente cree que se trata de un espécimen perfecto. Los expertos que han examinado algunas de estas falsificaciones han descubierto que a veces consisten hasta en cuatro partes de diferentes sellos, hábilmente unidas entre sí para formar un "espécimen de insuperable valor.
Otro fraude similar es el de quitar las marcas de correo, a fin de ofrecer las estampillas como especimenes "no usados", los cuales se cotizan aun precio más alto. En las colonias británicas, a menudo usan estampillas costosas para propósitos fiscales. Como dichas estampillas jamás se usan en cartas, los falsificadores obtienen pasaportes y otros documentos en los cuales se han pegado estampillas de 10 chelines y de 1 1ibra esterlina. Empleando substancias químicas, borran los sellos de color violeta con que se anula su valor y aplican pegamento al dorso de las estampillas. Luego las ofrecen como sellos no usados a coleccionistas que creen que están obteniendo algo muy raro a un precio bajo.
La mayoría de los grandes falsificadores no se atreven a invadir el mercado de las estampillas verdaderamente raras. Limitan sus actividades a falsificar estampillas con un valor de5 a 250 dólares. Saben que pueden vender 100 sellos falsos a 10 dólares cada uno con mucha mayor rapidez y facilidad que dos estampillas a 500 dólares cada una.
En primer lugar, existe un mercado mucho mayor para las estampillas de precio bajo; además, corren menos riesgo de ser descubiertos. Los laboratorios profesionales cobran un mínimo de 5 dólares por examinar una estampilla. Cualquier coleccionista pagaría esa suma para asegurarse de la autenticidad de un sello que ha comprado por 200 dólares; sin embargo, se negaría a pagar 5 dólares para verificar si es legítima una estampilla que sólo le ha costado 5 ó 10 dólares.
Como la falsificación de sellos es tan común, y debido también a que las agencias gubernamentales no, están desplegando muchos esfuerzos por combatir este mal, algunos vendedores, sociedades y coleccionistas mantienen laboratorios filatélicos donde realizar ellos mismos sus comprobaciones.
Un laboratorio filatélico tiene tantos instrumentos científicos como cualquier centro de investigaciones, Los métodos que utilizan también son modernos, Los sellos examinados por los expertos se someten a tantas pruebas que el investigador filatélico usualmente conoce más sobre el papel, la tinta y los métodos de impresión empleados para las estampillas, que el director general de correos que autorizó la impresión de éstas.
Se toman fotografías de las estampillas y se sacan ampliaciones hasta 50 veces mayores, para compararlas con sellos genuinos. Permite esté tipo de examen descubrir hasta las diferencias más insignificantes en impresión, formas y tamaños de los tipos usados.
Se les aplican rayos ultravioleta e infrarrojos para descubrir reparaciones que no pueden ser vistas con microscopios corrientes. Como la tinta usada en las falsificaciones es siempre diferente ala de la estampilla original, se descubren en el laboratorio variaciones en la fluorescencia de aquélla. Hace poco empezaron a usarse máquinas de rayos X para las investigaciones filatélicas. El Dr. Herbert Pollack, de Chicago, y el Dr. Harold S. Cheavin, de Londres, han estado perfeccionando ciertos métodos con este instrumento para descubrir fraudes en los círculos filatélicos.
El experto en filatelia no sólo emplea instrumentos mecánicos para comprobar la autenticidad de los sellos, sino que también aplica numerosos conocimientos que el falsificador rara vez posee. En 1906, por ejemplo, Noruega habilitó una serie de estampillas que no estaba usando, aplicándoles una nueva marca. Un falsificador recientemente obtuvo grandes cantidades de las estampillas noruegas originales y decidió aumentar su valor añadiéndoles él mismo la nueva marca.
Cuando se examinó una de estas estampillas, pasó todas las pruebas rutinarias, ya que la imitación era casi perfecta.
Sin embargo, se llegó a la conclusión de que se trataba de un sello falso. Las estampillas mencionadas se habían impreso con dos diferentes tintas de color violeta, en dos distintas ocasiones. El investigador sabía que Noruega sólo había habilitado las estampillas de la segunda impresión. El falsificador desconocía este hecho, por lo que aplicó su excelente marca de imitación a estampillas de la primera impresión.
Muchos son los falsificadores que han producido obras excelentes, pero ninguno de ellos ha logrado alcanzar la perfección. y gracias a los esfuerzos de los investigadores filatélicos, los coleccionistas de sellos continuamente reciben información de cada tipo de falsificación que se descubre. Con este valioso servicio, cada día le es más difícil al falsificador de sellos estafar al público comprador, por lo que se espera que pronto desaparezca esta malsana profesión.
El año pasado, un grupo de vendedores de estampillas en Inglaterra puso final a la larga carrera de uno de los falsificadores más audaces de nuestros tiempos, quien por 50 años logró estafar grandes sumas de dinero, debido a que ninguna agencia gubernamental interfirió con sus actividades hasta entrar en acción los nuevos investigadores filatélicos.
Los falsificadores actuarán sólo mientras existan coleccionistas incautos. Puede usted también ser víctima de sus timos, si comete usted los errores que a continuación se enumeran:
1. Siempre anda en busca de gangas.
2. Compra estampillas de personas que no conoce como individuos expertos y de confianza.
3. Compra estampillas de las cuales sabe usted muy poco.
4. Acepta estampillas sin una garantía escrita y legítima.
5. Acepta sellos que no han sido examinados por un filatelista experto.
(Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 17 - Diciembre 1955 - Número 6)
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