miércoles, 28 de julio de 2010

sellos marotiri


SELLOS MAROTIRI






Es un grupo de islas vólcanicas deshabitadas en el extremo Sudoeste de la antigua Polinesia Francesa. Hoy pertenecientes a Nueva Zelanda, se conocieron antaño con el nombre de Islotes de BASS (nombre de su descubridor).

Son cuatro rocas se sobresalen del agua, la de mayor altura 100 m, con unas extensiones de 22.400 m2 la meridional ( su nombre es RAPA ITI) , 13.100 m2 la Occidental, la Norte 5.800 m2 y la Central 1.800 m2.

Emergen de una plataforma continental de 100 m de profundidad y entre ellas hay profundidades de mas de 4000 m.

Fue emitido un sello de dichos islotes, hoy considerado como una Cinderella o fantasía filatelica, viñeta no usada en correos.




¿Quién y cómo se colecciona?




¿QUIEN Y COMO SE COLECCIONA?



Por lo general vemos un sello desde la perspectiva de aquél papelillo que adherimos a una carta como pago para ser enviada.

Tras este hecho inequivoco, se encientra toda una trama de interés para los que nos consideramos coleccionistas filatelicos. Intento resumir en unos pocos apartados lo que un filatelico intenta ver:



¿De dónde sale la carta y a dónde va?
El sello es anulado en la población de origen con una marca postal y a su llegada con otra que nos dicen exactamente la fecha en la que estuvo circulando por correos, o sea su uso exacto como franqueo. Actualmente la de llegada no suele estamparse.






¿Por dónde pasa?

Otras veces además de su origen y destino, es reexpedida de una estafeta a otra, redirigida para reparto de una estafeta pequeña a otra mayor, devuelta a remitente,deteriorada en oficina, censurada en tiempos de conflicto. En todos estos casos lleva marcas complementarias, de tránsito, devolución , censura, anotaciones de reexpedición y enmiendas.






¿Qué servicio lleva la correspondencia?
Según sea enviada por correo ordinario, correo certificado, avión, correo urgente, correo maritimo, o si se trata de un paquete, valores declarados, contra reembolso o impresos. Depende del servicio lleva una tarifa diferente y sus marcas de origen, destino y tránsito son también diferentes.



¿Peso de la correspondencia?
Naturalmente, a razón del peso de la carta, las tarifas aplicadas son diferentes, y esto hace que lo pagado por su envio pueda diferir de una carta con otra. En Historia postal , en muchas épocas solo nos encontramos con el sobre y el porteo en él encontrado nos da la idea del peso que llevaba dicha carta.





¿De que época?

La correspondencia se remonta a épocas muy lejanas. Antaño eran pliegos enviados por personalidades o regentes. Mas tarde establecidas marcas prefilatelicas, eran efectos comerciales, eclesiasticos y gubernamentales los mas comunes. Con la utilización del sello, se generaliza el uso, poco a poco, hasta llevarlo hasta nuestros días.
La historia postal abarca todas las épocas, haciendo amena cualquier etapa de nuestra Historia, depende del enfoque de cada coleccionista.






¿De dónde coleccionamos?
Podemos considerar de lo que tengamos mas a mano...... nuestro país. También será de lo que tengamos mas competencia. Podemos coleccionar de lo que mas sepamos, estamos haciendo ya no un país , sino una tématica.

También podemos pasarnos a lo que menos colecciona la gente, de esa manera podemos encontrar entradas de género que no nos será muy costoso, ya que habrá poca demanda y saldrá barato.

Hay muchos paises y diferentes coleccionismos o maneras de enfocar la colección.






¿Rareza de las piezas?
La rareza de las piezas, viene dada por las tiradas efectuadas de los diferentes sellos, el número de coleccionistas de esos sellos, o ese país, la conservación que haya podido haber, en realidad la oferta y la demanda.

Hay paises coleccionados por mucha gente , otros en cambio son poco coleccionados. Los catalogos de sellos se basan en todo esto, sumando a ello la antiguedad, rareza y piezas conocidas.






Los coleccionistas no todos coleccionan igual, hay diferentes tipos, los mas comunes són:


Tradicionales
La filatelia tradicional , es colección de sellos por paises, desde el primero al último. Puede coleccionarse en nuevo o en usado, aportando a esta coleccíon variedades, pruebas, hojitas y demás efectos emitidos por cada país.






Marcofílicos
Marcofilia es el coleccionismo y estudio de las marcas postales que se encuentran estampadas sobre los sellos, cartas o fragmentos. Por lo general se dirigen a unas pocas series emitidas en cierta época, o de regiones concretas.






Historia postal

Es el coleccionismo de cartas y efectos postales de un país o una región, a través de sus diversas épocas (puewde abarcar de prefilatelia hasta Historia postal moderna). Se encunetra basa en las emsiones , las tarifas, los porteos y los trayectos realizados por la correspondencia.







Tematicos
La tematica agrupa los sellos y efectos postales (cartas) por temas. Los hay de los mas comunes como mariposas, aviones, animales, pintura, a los mas sofisticados, como platos y recetas, rutas turisticas, reyes godos......

Su género es mas fácil de encontrar a grandes rasgos, aunque pueden llegar a encontrarse trabados por la falta de alguna pieza indispensable en el guión de su tematica.







Existen ademas otros grupos mas minoritarios, como los viñetofilos (viñetas), los que coleccionan máximas (maximofilicos), los coleccionistas de postales circuladas, La Filatelia Fiscal (sellos fiscales), que van sumando participación poco a poco en exposiciones competitivas.





martes, 27 de julio de 2010

El Correo del Gip Pat






EL CORREO DEL GIP PAT


Este era el nombre de un barco rastreador pesquero construido en Lowestof en 1936, propiedad de una compañía de pesca de Grimsby.

El barco entra en Georgetown en la Guayana inglesa desde Africa. Recibe alli el encargo de un transporte de correo dirigido a Inglaterra. Su capitan George Osborne hace imprimir una etiqueta o viñeta con dos delfines, un barco, una corona y el nombre del barco GIRL PAT, con la idea de adherirlas a las cartas que iban a Inglaterra. Esta se imprime en color azul en las oficinas del Daily Chronicle, y se le carga para cada etiqueta un coste de 6 peniques como pago de llevar a destino el correo.

Antes de zarpar el entonces Director General de Correos (postmaster) de Guayana Britanica, prohibe la salida del barco, ya que el era el unico autorizado para emitir los sellos, calificando de ilegales a estas etiquetas, retiene todas las cartas por contravenir los reglamentos postales.
Todo lo pagado por los remitentes fue devuelto y las etiquetas canceladas en rojo en dos lineas “RETOURNED FROM GIRL PAT / ILLEGAL MAIL”. Hoy es considerada una viñeta o sello local de Guayana britanica.



Viñeta Girl Pat en nueva y en carta inutilizada despues por el postmaster


Las andanzas del Girl Pat y su capitan Osborne no quedan aquí.

En fecha 1 Abril de 1936, en su viaje hacia los caladeros del Norte, se desvia hacia el Sur (dover) y acaba en Corcubion (España) en fecha 12 Abril, de donde sale de nuevo en ruta hacia Dakar. Alli el barco es de nuevo pintado y se le cambia el nombre por “KIA ORA”.

Sale de nuevo hacia la Isla de Diablo, direccion Georgetown. Alli avistado por un avion, que le da el alto, hace maniobras de escape. Tras una colision y por falta de combustible se entrega a las autoridades.

Parece ser que simularon perder el buque a efectos de seguro aunque tambien hay conjeturas de que era por motivos de contrabando o aun mas , que tenian algo que ver con el inicio de la guerra civil española.

Lo cierto es que fueron apresados, el 9 Mayo de 1936. Osborne y su hermano y condenados a trabajos forzados, mas por el secuestro del barco, que por la ilegalidad de las viñetas.

Posteriormente Osborne escribe sus memorias , por lo que recibe unos suculentos honorarios.



Maqueta del Girl Pat




sellos monedas



SELLOS MONEDAS
POR FALTA DE METAL




La producción de monedas fue a menudo suspendida durante mucho tiempo durante la primera guerra mundial, pues los metales eran necesarios para fabricar armas.

Otros materiales fueron utilizados mientaras tanto. Un sustituto común era un sello de correos montados.



Este sello postal de 10 centavos se utilizó como moneda en Italia durante la Primera Guerra Mundial.


Se ha montado con un marco para protegerlo. En el lado transversal ha sido sellado con un anuncio para máquinas de coser Singer.





lunes, 26 de julio de 2010

Bandit Post





BANDIT POST

EL CORREO DE LOS BANDIDOS


El Bandit Post era un correo especial, que se utilizó en China entre las montañas de Tsaochwang y Paotzuku, entre los meses de Mayo y Junio de 1923.

El 6 de Mayo de 1923 , los bandidos dirigidos por Sun Meiyao, asaltan el Blue Express de la línea de Tiensin y retienen 120 pasajeros. Los rehenes son obligados a marchar durante diez días y en condiciones penosas por las montañas hacia Paotzuku, donde había aproximadamente unos 1200 insurrectos chinos.

Un representante de la Cruz Roja americana, llamado Carl Crow, organiza un servicio de mensajería y correspondencia, para uso de los rehenes cautivos por los bandidos.

Para este servicio se realizan dos sellos por una impresora local, seguramente localizada en Zaozhuang, Uno de ellos es un 5 centavos que muestra el contorno de la montaña, existiendo en ellos el error de su facial de 50 centavos en vez de 5. De este valor existen diferentes papeles para su impresión así como valores con el nombre de la montaña y sin el.

El segundo valor es de 10 centavos, en este consta la leyenda de Bandit Post.








Su tiradas fue de unas 500 unidades y en su mayoría fueron repartidos a los rehenes para su correspondencia, repartiendo el resto a las oficinas cercanas, que pudieran recibir cartas o paquetes con destino a los prisioneros.

Para cartas a larga distancia se siguieron utilizando sellos chinos.

A pesar de haber emitido estos valores, carecían de cancelación para su servicio postal y todas las cartas eran dirigidas por valija diplomática.

Tras unas semanas en uso, este franqueo fue prohibido por el Jefe de Correos chino, ya que también el 13 de Junio de 1923 fue liberado el último rehén.


Carta Bandit Post circulada por uno de los rehenes.




(tomado de filatelicgirona.blogspot.com)



Arepitas de Tachira




Arepitas de Tachira

Estampillas de Fantasía
( “Un sastre, un diplomático y un zapatero“)




Habiendo caído en nuestras manos, por cortesía del Sr. Pedro Meri, un sobre con las llamadas Arepitas del Táchira, hemos buscado en la Revista del Club Filatélico de Caracas el artículo que publicó en 1965 el Sr. Attilio de Martinis, quien transcribió un texto de la Revista Nº 21 “Filatelia” editada en Roma ese mismo año.

Aunque ya estas “estampillas” no son origen de controversias, a continuación reproducimos el artículo mencionado:

“Uno de los más difundidos catálogos, de clase internacional, clasifica en Ve­nezuela, el año 1906, tres bonitas estampillas que nunca fueron emitidas oficial­mente y sí inventadas por un diplomático y realizadas por un sastre.



Son tres estampillas que reproducen un sello circular, recortadas cuidado­samente a lo largo del perímetro y, por tal razón apodadas en Venezuela “are­pitas” por la forma similar al pancito de maíz que es el alimento básico de casi todas las clases sociales.

Hasta tiempos muy cercanos, a raíz del mal estado de las vías de comunicación y de la desorganización en los servicios, era muy frecuente en Venezuela la falta de estampillas en las oficinas postales de las ciudades del interior de la República. Ese problema se acostumbraba remediar, a base de las normas oficiales usando sellos que rezaban “No hay estampillas”.

Aparte de ese sello, que tenía que llevar manuscrita la firma del Director de la Agencia de Correos, había que marcar la correspondencia también con un tim­bre de la Oficina Principal de Estampillas y con el matasellos con la fecha de despacho.

Esas normas se tenían en cuenta muy relativamente por cuanto a menudo faltaba la firma del Agente o algunos de los otros sellos mencionados.

Se encuentran sobre con esas marcas hasta el año 1920, y más allá, a menudo con el “No hay estampillas” manuscrito.

En el año de 1901 la ciudad de San Cristóbal, capital del Estado Táchira, agotó sus estampillas por breve período y se remedió con los sellos mencionados de acuerdo con las normas oficiales vigentes.


El sello Fiscal legítimo, redondo, tiene un diámetro externo de 34 milíme­tros, lleva al centro el escudo nacional, debajo “Estado Táchira” y, en redondo, EE.UU. de Venezuela Agencia Principal de Estampillas.

En “No hay estampillas” lleva la I en lugar de la Y y el sello fiscal es tan bonito que sacudiendo la fantasía de un filatelista, eminente personaje político de la época, dió origen a las actuales “arepitas”.

Para concretar el producto de su imaginación, el personaje, en esa época diplomático en Paris, consultó a un sastre, filatelista, que en el año 1915 había re­dactado y publicado un Catálogo de las emisiones postales de Venezuela.

El sastre, entusiasmado, se puso en acción y así nacieron tres reproduccio­nes del sello legítimo en una medida más pequeña, o sea de 27,5 mm. de diámetro, impresas en negro sobre papel rojo, verde y azul, con manuscrito en el centro el “No hay estampillas” y la firma del Agente, en 1906, de la Oficina de Correos de San Cristóbal, señor N. Cárdenas.

No hay indicación del valor en cada estampilla el cual se presume especifi­cado por los colores, o sea, verde por 5 cms., rojo por 10 cms. y azul por 25 cms.

Las estampillas que se encuentran usadas llevan un matasellos circular más grande de color azul violado que es la reproducción de la misma estampilla.

Llegamos así, con mucho gusto, a la contemplación de una estampilla mata­sellada por sí misma.

El diplomático, Embajador en París, usó toda la influencia derivada de su alto cargo para abrir el paso al fruto de su fecunda fantasía logrando la clasifi­cación, en el mencionado Catálogo, de la serie provisoria del Táchira, a precio suficientemente elevado.

Cuando los filatelistas locales se percataron de la aparición de esa bella emi­sión, catalogada lamentablemente con tanto retardo, localizaron al señor Cárde­nas que, retirado del servicio activo, se había radicado en Caracas buscando por­menores de la importante novedad.

El señor Cárdenas declaró que nunca se hace una emisión sin el relativo De­creto, que en efecto en este caso no existe y que para un período de tiempo tan reducido de falta de valores postales, habría sido absurdo imprimir estampillas, recortarlas una por una, firmarlas y ponerlas en circulación cuando, según las instrucciones ministeriales, era tan simple marcar las cartas con algún sello.

Lamentablemente, como tal vez ocurre en esos casos, de nada sirvieron las declaraciones del señor Cárdenas y muchos coleccionistas atraídos por la origi­nalidad de los sellos se apuraron en conseguirlos.

El taller de producción y oficina de venta al mayor y al detal de la sociedad sastre-diplomática, era la sastrería.

Me decía un periodista, filatelista veterano, que cuando muchacho – después de haber acumulado la plata necesaria – fue a la sastrería y se quedó asombrado al ver una gaveta llena de hojas completas de sellos y, más todavía, cuando el sastre le dijo que esperara un momento para las firmas (del señor Cárdenas natu­ralmente) que él acostumbraba poner al momento de la venta.

Un filatelista brasileño que se quejaba de tener las casillas del álbum cua­dradas en vez de redondas, por el efecto poco estético resultante, fue aconsejado de volver.

En efecto, el día siguiente recibió tres estampillas cortadas rectas que eran, al decir del sastre las únicas existentes en el mundo en esas condiciones.

Se desconoce si el negocio fue completado con un certificado alusivo, tal vez, con relativa fotografía.

El precio de la serie fluctuaba pasando de 50 bolívares a solamente dos cuando el sastre, que acostumbraba empinar el codo, necesitaba urgentemente de “aguar­diente”.

Hoy esos sellos de producción privada escasean en el mercado y algunos co­merciantes locales los venden hasta 250 ó 300 bolívares por serie, unos 60 dólares y, cuando alguien pone en duda la legitimidad de la emisión, presentan el Catá­logo abierto a la pagina 1207 sonriendo de conmiseración.

Existen, por esa razón, sendas falsificaciones de estampillas, sobres con mar­cas similares en varios colores, sobres con estampillas canceladas con matasellos fantásticos y todo lo que pueda hacer más grotesca la farsa. Conozco también un estudio de esos presuntos sellos elaborado por un famoso filatelista, académico francés, el cual explica minuciosamente la diferencia en la posición de las letras A y L entre los legítimos y los… falsos.

Este escritor es también el autor de una pequeña y apreciada obra sobre las Emisiones Postales de Venezuela, editada en 1931.

En la última página el autor expresa su agradecimiento a cierto número de filatelistas que colaboraron en el trabajo proporcionándole estampillas y documen­tos.

Es inútil añadir que entre los primeros colaboradores aparece nuestro bri­llante diplomático, acreditada fuente de… infalible documentación oficial.

El inefable inventor de las “arepitas”, Ministro Plenipotenciario, Presidente de varias instituciones, hombre de elevada vida social, casado con una riquisima señora, no tenía ninguna necesidad de explotar los filatelistas pero, lamentable­mente, era un maníaco creador de rarezas y piezas únicas para la propia colec­ción y para las ajenas. Su obra nefasta, especialmente en el campo de los trucos se hace lamentar todavia hoy en la filatelia de este pais.

Murió hace más de 25 años, como también el sastre socio cuyo stock restante fue a parar en las manos de un zapatero.

Este último es hoy el propietario de todos los restos de la producción del sas­tre y la guarda con mucho celo pensando poseer una fortuna en cuanto se han quedado las estampillas sin letrero y firma manuscrita que el fabricante aplicaba, de costumbre, al momento de entregarlas.

El zapatero, sabiendo que las estampillas en circulación están todas firmadas supone ser el único propietario de unas variedades cuya rareza es de pi­mera altura en campo… internacional.

Asi se cierra el ciclo diplomático-sastre-zapatero para abrirse la cuestión de la clasificación en los catálogos.

La filatelia es bella porque, tal vez, es muy divertida.”



(Artículo de www.asofilca.com)

miércoles, 21 de julio de 2010

Cuídese de los SELLOS FALSOS




Artículo de Mecánica Popular


Cuídese de los SELLOS FALSOS

Un experto usa una lámpara especial para estudiar la fluorescencia de la tinta en una estampilla. El sello de arriba se habilitó para el corre aéreo. El de abajo es una imitación. Note la diferencia en los tipos


Arr: Este sello de Letonia se imprimió en 1920: Ab: Estampilla falsa producida cinco años después, con cambios en las letras y en el diseño del aeroplano

Arr: México habilitó 300 sellos en honor de Amelia Earhart. Un falsificador produjo el sello de abajo, que estaba ofreciendo en venta por unos 250 dólares



ASCIENDE a muchos millones el número de personas dedicadas a la colección de estampillas. En realidad, su entusiasmo frecuentemente excede los conocimientos técnicos que tienen acerca de este arte. Aprovechándose de esto, los falsificadores han invadido el mercado de la filatelia produciendo y vendiendo imitaciones en vez de estampillas genuinas.


Con objeto de protegerse de los falsificadores, cuyo número parece aumentar día tras día, las sociedades filatélicas y los coleccionistas se han visto obligados a establecer laboratorios para el examen científico de estampillas de correo.

Estos laboratorios se han hecho necesarios, debido a que ninguna de las agencias gubernamentales dedicadas a la investigación de crímenes se halla en condiciones de poner coto a las fechorías de los falsificadores de sellos. Los gobiernos se protegen a sí mismos contra la fa1sificación de estampillas usadas para el franqueo de correspondencia, pero generalmente no le prestan atención a los sellos que solamente tienen determinado valor para los coleccionistas.

Sabiendo que pocas son las probabilidades de que la ley los persiga, y convencidos también de que posiblemente ninguna pena se les impondrá en caso de ser descubiertos, los falsificadores de sellos han estado obteniendo cuantiosas ganancias. Imitan cientos de especimenes que venden a los coleccionistas por altas sumas, haciéndoles creer que son estampillas muy escasas o antiguas.

Hay cuatro tipos generales de sellos falsos:



1. Imitaciones de estampillas en uso.
Los falsificadores a menudo no se dedican a este tipo de fraude. Los métodos de impresión hoy día son tan avanzados, que es casi imposible producir imitaciones perfectas. Además, corren un riesgo muy grande de ser descubiertos por los inspectores del correo y de otras agencias gubernamentales. Constituye éste el único tipo de falsificación en que la ley actúa con prontitud y rigor.

Hace cincuenta años, sin embargo, los falsificadores en Europa explotaron grandemente este campo. Todavía pueden encontrarse sus productos en colecciones viejas. Pero cualquiera persona con conocimientos elementales de los métodos de impresión puede descubrir desde lejos estas imitaciones litografiadas de originales grabados en talla dulce. Sólo engañan a los principiantes, por lo que constituyen las falsificaciones menos peligrosas que hay.



2. Imitación de sellos habilitados y marcas de correo.
Este segundo tipo de falsificaciones proporciona más dolores de cabeza a los filatelistas que cualquier otro, ya que ha sido explotado ampliamente por los falsificadores para estafar a coleccionistas.

En muchos casos, los gobiernos, cuando no pueden producir sellos especiales para ciertas ocasiones, emplean los que tienen en existencia, habilitándolos con una marca especial. En 1928, por ejemplo, el cajero del vapor Ille de France tomó una estampilla corriente de 1 1/2 francos e hizo que el linotipista abordo imprimiera sobre aquélla la simple marca de "10 Fr ." para pagar el importe del correo aéreo entre el buque y tierra.

Esa misma estampilla básica todavía vale diez centavos de dólar hoy día; sin embargo, la marca original que se le puso ha aumentado su valor a 300 dólares.

He aquí lo que hacen los falsificadores: Compran las estampillas básicas y, con una prensa que guardan en los sótanos de sus casas, le añaden la marca adicional.

El nombre "Port Fouad". aplicado a una estampilla egipcia de 1926, aumenta su valor de 9 dólares a unos 125 dólares. La marca "Correo Aéreo" sobre una estampilla hondureña que vale 25 centavos, sube su precio a 5000 dólares.

Hay cientos y cientos de casos en que los falsificadores han empleado el método descrito anteriormente para estafar a filatelistas sin mucha experiencia.



3. "Cubiertas" falsas.
Uno de los trucos favoritos de los falsificadores es producir "cubiertas" falsas.
Se entiende como cubierta un sobre o un papel de envolver que tenga todavía todos los sellos y marcas de correo originales. Es posible que una estampilla postal genuina valga 10 dólares, pero si todavía se halla pegada al sobre en que se remitió, su valor puede ascender a 100 dólares. El falsificador obtiene una estampilla genuina y un sobre de tipo contemporáneo, pega la estampilla y ofrece su falsificación como cubierta legítima.

No hace mucho, uno de estos estafadores encontró carta remitida con una estampilla norteamericana de tres centavos, con fecha de 1857. Le quitó la estampilla al sobre y colocó en su lugar un raro sello de 90 centavos. Empleando un pincel y falsificando una marca de correo, produjo lo que consideró un coleccionista como una verdadera joya filatélica.

Hace menos de diez años, un estafador británico averiguó que los coleccionistas estaban pagando grandes sumas de dinero por sobres franqueados con estampillas emitidas en diversas colonias para conmemorar la coronación del Rey Jorge VI y la Reina Isabel, a pesar de que eran bastante comunes las estampillas de esta serie que no se habían usado. Se gastó unos cuantos centavos para sacar fotograbados de las marcas genuinas de correo, pegó miles de esas estampillas no usadas sobre sobres, a los cuales añadió los marcas falsas de correo. Grandes fueron las ganancias que realizó antes de que descubrieran sus fechorías.



4. Reparación de sellos dañados.
Hasta el defecto más insignificante puede restarle valor filatélico a una estampilla. Una rotura microscópica o una perforación puede bajar el precio de un sello hasta en un 90 por ciento. Los falsificadores toman copias dañadas de estampillas raras y las reparan de manera tan experta que cualquier coleccionista común y corriente cree que se trata de un espécimen perfecto. Los expertos que han examinado algunas de estas falsificaciones han descubierto que a veces consisten hasta en cuatro partes de diferentes sellos, hábilmente unidas entre sí para formar un "espécimen de insuperable valor.

Otro fraude similar es el de quitar las marcas de correo, a fin de ofrecer las estampillas como especimenes "no usados", los cuales se cotizan aun precio más alto. En las colonias británicas, a menudo usan estampillas costosas para propósitos fiscales. Como dichas estampillas jamás se usan en cartas, los falsificadores obtienen pasaportes y otros documentos en los cuales se han pegado estampillas de 10 chelines y de 1 1ibra esterlina. Empleando substancias químicas, borran los sellos de color violeta con que se anula su valor y aplican pegamento al dorso de las estampillas. Luego las ofrecen como sellos no usados a coleccionistas que creen que están obteniendo algo muy raro a un precio bajo.

La mayoría de los grandes falsificadores no se atreven a invadir el mercado de las estampillas verdaderamente raras. Limitan sus actividades a falsificar estampillas con un valor de5 a 250 dólares. Saben que pueden vender 100 sellos falsos a 10 dólares cada uno con mucha mayor rapidez y facilidad que dos estampillas a 500 dólares cada una.

En primer lugar, existe un mercado mucho mayor para las estampillas de precio bajo; además, corren menos riesgo de ser descubiertos. Los laboratorios profesionales cobran un mínimo de 5 dólares por examinar una estampilla. Cualquier coleccionista pagaría esa suma para asegurarse de la autenticidad de un sello que ha comprado por 200 dólares; sin embargo, se negaría a pagar 5 dólares para verificar si es legítima una estampilla que sólo le ha costado 5 ó 10 dólares.

Como la falsificación de sellos es tan común, y debido también a que las agencias gubernamentales no, están desplegando muchos esfuerzos por combatir este mal, algunos vendedores, sociedades y coleccionistas mantienen laboratorios filatélicos donde realizar ellos mismos sus comprobaciones.

Un laboratorio filatélico tiene tantos instrumentos científicos como cualquier centro de investigaciones, Los métodos que utilizan también son modernos, Los sellos examinados por los expertos se someten a tantas pruebas que el investigador filatélico usualmente conoce más sobre el papel, la tinta y los métodos de impresión empleados para las estampillas, que el director general de correos que autorizó la impresión de éstas.

Se toman fotografías de las estampillas y se sacan ampliaciones hasta 50 veces mayores, para compararlas con sellos genuinos. Permite esté tipo de examen descubrir hasta las diferencias más insignificantes en impresión, formas y tamaños de los tipos usados.

Se les aplican rayos ultravioleta e infrarrojos para descubrir reparaciones que no pueden ser vistas con microscopios corrientes. Como la tinta usada en las falsificaciones es siempre diferente ala de la estampilla original, se descubren en el laboratorio variaciones en la fluorescencia de aquélla. Hace poco empezaron a usarse máquinas de rayos X para las investigaciones filatélicas. El Dr. Herbert Pollack, de Chicago, y el Dr. Harold S. Cheavin, de Londres, han estado perfeccionando ciertos métodos con este instrumento para descubrir fraudes en los círculos filatélicos.

El experto en filatelia no sólo emplea instrumentos mecánicos para comprobar la autenticidad de los sellos, sino que también aplica numerosos conocimientos que el falsificador rara vez posee. En 1906, por ejemplo, Noruega habilitó una serie de estampillas que no estaba usando, aplicándoles una nueva marca. Un falsificador recientemente obtuvo grandes cantidades de las estampillas noruegas originales y decidió aumentar su valor añadiéndoles él mismo la nueva marca.
Cuando se examinó una de estas estampillas, pasó todas las pruebas rutinarias, ya que la imitación era casi perfecta.

Sin embargo, se llegó a la conclusión de que se trataba de un sello falso. Las estampillas mencionadas se habían impreso con dos diferentes tintas de color violeta, en dos distintas ocasiones. El investigador sabía que Noruega sólo había habilitado las estampillas de la segunda impresión. El falsificador desconocía este hecho, por lo que aplicó su excelente marca de imitación a estampillas de la primera impresión.
Muchos son los falsificadores que han producido obras excelentes, pero ninguno de ellos ha logrado alcanzar la perfección. y gracias a los esfuerzos de los investigadores filatélicos, los coleccionistas de sellos continuamente reciben información de cada tipo de falsificación que se descubre. Con este valioso servicio, cada día le es más difícil al falsificador de sellos estafar al público comprador, por lo que se espera que pronto desaparezca esta malsana profesión.




El año pasado, un grupo de vendedores de estampillas en Inglaterra puso final a la larga carrera de uno de los falsificadores más audaces de nuestros tiempos, quien por 50 años logró estafar grandes sumas de dinero, debido a que ninguna agencia gubernamental interfirió con sus actividades hasta entrar en acción los nuevos investigadores filatélicos.


Los falsificadores actuarán sólo mientras existan coleccionistas incautos. Puede usted también ser víctima de sus timos, si comete usted los errores que a continuación se enumeran:

1. Siempre anda en busca de gangas.
2. Compra estampillas de personas que no conoce como individuos expertos y de confianza.
3. Compra estampillas de las cuales sabe usted muy poco.
4. Acepta estampillas sin una garantía escrita y legítima.
5. Acepta sellos que no han sido examinados por un filatelista experto.





(Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 17 - Diciembre 1955 - Número 6)

lunes, 19 de julio de 2010

El jenny invertido




EL SELLO MAS FAMOSO DEL MUNDO



Durante la década de 1910, y aprovechando la reciente aparición de los aviones, el Departamento de Guerra y la Administración Postal de los Estados Unidos estaban interesados en conocer cómo el servicio aéreo podría acelerar las comunicaciones.

El Servicio Postal había hecho un número de pruebas experimentales para transportar correspondencia por vía aérea, decidiendo inaugurar el servicio

regular el 15 de Mayo de 1918, volando entre Washington D.C., Filadelfia y Nueva York.

La U.S. Army Air Corp. proveería los aviones y los pilotos, y la Oficina Postal se encargaría de la correspondencia.

Cien entre dos millones.

El 6 de Mayo, el congreso fijó una controvertida tasa de 24 centavos de dólar para el servicio, un

valor 8 veces mayor que el correspondiente a una carta de primera clase de esa época, y autorizó al Servicio Postal a emitir una nueva estampilla para esta tarifa, patrióticamente impresa en colores rojo y azul, mostrando un avión Curtiss JN-4, mas conocido en el ambiente aéreo como “Jenny”, el bipla

no elegido para prestar el servicio. La Oficina de Grabados e Impresiones sería la encargada de proveer a los Estados Unidos de su primera estampilla aérea.

Los sellos debían estar listos para la venta unos pocos días antes del vuelo inaugural oficial del 15

de Mayo. Con menos de dos semanas por del

ante, no había tiempo que perder y la producción de las estampillas comenzó a toda marcha, poniéndose oficialmente a la venta el 13 de Mayo. Nadie sospechaba que entre los dos millones de sellos impresos había un tesoro de 100 gemas esperando ser descubierto.

Robey.

William T. Robey era un coleccionista de estampillas que vivía en Washington D.C.

Trabajabaen las oficinas de un corredor de bolsa y para la hora de su almuerzo de ese 13 de Mayo, se dirigió a la estafeta postal mas cercana a su trabajo, situada sobre la Avenida New York, cerca de la Calle 13, a comprar algunos de los sellos que ese día se ponían a la venta.

Como todo coleccionista astuto, tenía un ojo especial para detectar errores inmediat

amente. Su corazón prácticamente se detuvo, tales sus textuales palabras, cuando el empleado del correo puso sobre el mostrador una plancha de los nuevos sellos para que Robey los viera: el avión de la viñeta estaba invertido! En lugar de comprar un par de sellos como tenía plane

ado, compró la hoja entera a pesar de que 24 dólares eran una inversión seria para la época. Robey guardó cuidadosamente la planchaen su portafolios y volvió a su trabajo.

De inmediato le comentó a unos pocos amigos acerca de su hallazgo, entre ellos a un compañero de oficina, quien, presuroso, se dirigió al correo de la Avenida New York a buscar mas sellos de esas características. No pasó demasiado tiempo para que un par de inspectores postales visitaran a Robey en su trabajo presionándolo para que devolviera la hoja de sellos. El compañero de Robey les había dicho dónde podrían encontrarlo.

Aunque los inspectores fueron bastante amables, Robey se negó a mostrar los sellos. Ni pensar en devolverlos. Dejando de lado toda cortesía, los inspectores amenazaron con que el gobierno confiscaría la hoja, por lo que Robey temeroso de que la presión oficial aumentara, decidió esconder los sellos y contactarse con la prensa y con algunos filatelistas muy conocidos.


El proceso de impresión.

El sello en cuestión tiene un diseño muy simple: un marco de color rojo rodeando la imagen de un avión en color azul, impreso sobre papel blanco. Este diseño de dos colores es el responsable del biplano invertido en el centro de la estampilla.

Para imprimir el sello en dos colores con la tecnología de la época, debían grabarse dos placas impresoras, una para cada diseño correspondiente a cada color. Así fue que se grabaron dos matrices, una con el marco y otra con el avión.

El proceso de impresión comienza con una hoja de papel en blanco con tamaño suficiente como para imprimir 400 sellos. Esta se coloca en la prensa donde está la placa grabada con el marco y se imprime el mismo. Terminado este trabajo, las hojas pasan a la segunda prensa donde se les imprime el centro del diseño, en este caso el “Jenny”. Este simple proceso mecánico había sido eficiente miles de veces, incluso en el caso del Jenny, donde funcionó correctamente 4999 veces.

Un error que no fue detectado.

El ínfimo error que produjo el “Jenny invertido” pudo haber surgido cuando el empleado de la impresora colocó una de las hojas con el marco ya impreso, sin importar si su posición era correcta o no, en la máquina con la placa del centro, para probar la calidad de la tinta azul.

Cualquiera que fuera el caso, la hoja con el marco rojo fue ingresada a la prensa impresora al revés y, como se sospecha, esto sucedió solamente una vez de modo tal que no se halló jamás ningún otro Jenny invertido fuera de la hoja de Robey, ni la Administración Postal estadounidense tampoco reportó nunca su descubrimiento en ningún lugar del país del norte.

Naturalmente que la Oficina de Grabados e Impresiones podría haber producido algunos centros invertidos de exprofeso, pero inmediatamente hubieran sido detectado por los inspectores, quienes hubieran separado estos sellos anormales para proceder a su destrucción. Este tipo de sellos es conocido como “desechos de impresión”. Cuando alguno de ellos escapa al estricto control y alcanza el mostrador de una oficina postal se convierte en un error, una pequeña diferencia que puede significar una enorme cantidad de dinero.

Probablemente otras hojas del “Jenny invertido” terminaron quemadas en la empresa impresora y la plancha de Robey fue la única que escapó al muy estricto control de los inspectores, pero teniendo en cuenta el método de impresión (hojas de 400 sellos que se dividían en 4 paneles de 100 sellos cada uno) y a la luz de los esfuerzos de la Administración Postal por recuperar la plancha de Robey, es mas probable que los cuatro paneles de la hoja invertida hayan sido enviados a las oficinas del correo para su venta. Qué paso entonces con los otros 300 sellos anormales? Seguramente la oficina de la Avenida New York fue la primera que reportó el hallazgo de los primeros 100 centros invertidos posibilitando que la Administración Postal alertara inmediatamente a los jefes de las distintas sucursales para que estos chequearan en busca de los 300 restantes. Esto explica por qué esos otros 300 “Jenny invertido” nunca fueron vendidos.

Obviamente esta teoría dejará de ser válida el día que alguien encuentre un “Jenny invertido” en una carta legítima, pero hasta entonces debemos conformarnos con ella.

Por suerte era coleccionista.

El hecho que William Robey fuera coleccionista fue una enorme suerte, ya que de otro modo el empleado de la oficina de correos podría haber vendido los sellos de a uno o dos antes de notar la anomalía y retirar las estampillas de la venta. Si las cosas hubieran sido de esa manera, tal vez se hubieran vendido unos pocos ejemplares, seguramente hubieran sido usados para franquear la correspondencia y se hubieran perdido para siempre, dejándonos con uno o dos “Jenny invertido” conocidos.

Pero Robey era filatelista e inmediatamente se dio cuenta que esos 24 dólares serían la mejor inversión de su vida. Cuando los inspectores de la Administración Postal volvieron a sus oficinas sin las estampillas anómalas, el feliz poseedor de las mismas decidió que lo mejor era venderlas antes que el gobierno las confiscara y se contactó con Eugene Klein, un comerciante de sellos de Filadelfia.

El coronel Green.

De acuerdo con lo que informó William Robey, el comerciante Klein pagó 15.000 dólares por la plancha e inmediatamente se la vendió en 20.000 al coronel Edward Green, otro comerciante de estampillas de New York hijo de Hetty Green, un usurero famoso y avaro conocido como “el brujo de Wall Street”.

En las manos de Green y en Nueva York, la hoja del “Jenny invertido” se transformó en el Taj Mahal de las estampillas, el Mona Lisa de la filatelia o el Santo Grial de los coleccionistas.

Siguiendo el consejo de Klein, el coronel Green fraccionó la hoja en un bloque de 8, varios de 4 y el resto en forma individual. Posteriormente vendió algunos sellos sueltos y bloques de 4 a coleccionistas amigos, conservando para su colección los restantes sellos sueltos y el bloque mas grande.

La única hoja conocida del “Jenny invertido” estaba compuesta de 100 sellos, 10 de ancho por 10 de largo. Había sido cortada de un panel de 400 sellos, formato con el que salían de la maquina impresora. La plancha de Robey era el bloque inferior izquierdo de dicho panel de impresión y fue cortado de la hoja completa con los bordes rectos, es decir, sin dentar. Esto significa que 19 sellos de la plancha de Robey no tienen su dentado completo. 9 sellos no tienen dentado superior, 9 no lo tienen en el margen derecho, y solamente uno no está dentado en la parte superior ni en el borde derecho. Esto deja solamente 81 sellos con el dentado completo.

Cada uno de los sellos proveniente de aquella hoja de 100 es conocido por su posición en la misma y su destino es seguido cuidadosamente.

Algunos hechos y leyendas.

Una serie de misteriosos acontecimientos relacionados con el crimen, corrupción y codicia hicieron que este pequeño sello de los Estados Unidos se convirtiera en una verdadera leyenda filatélica expandiendo el misterio de su origen.

El coronel Green vendió las primeras diez estampillas en 250 dólares cada una. Posteriormente elevó el precio de cada ejemplar a 350 dólares para llevarlo mas tarde a 650 dólares. El hecho es que vendió 35 de los escasos 100 sellos en un valor de entre 250 y 650 dólares.

Durante algún tiempo circuló un rumor que aseguraba que 43 de estos sellos se habían ido “a pique” cuando el yate de un excéntrico multimillonario se hundió transportando su colección de estampillas. Este hecho causó conmoción entre los coleccionistas, pero fue pronto desmentido.

Se dice que otro coleccionista se llevó su “Jenny invertido” hasta la tumba. La frenética búsqueda de su familia no daba resultados positivos hasta que alguien pensó en mirar dentro del ataúd, encontrando la codiciada estampilla en el bolsillo del saco del difunto.

Una viuda recordaba, luego de regalar los libros de su fallecido esposo, que él a veces guardaba algunas de sus cosas valiosas entre las páginas de sus libros, explicando de esta manera la desaparición del “Jenny” de la colección.

Este escaso sello hizo su debut cinematográfico en el film “Muerte bajo las lilas” y también es protagonista en “Los millones de Brewster”, donde Richard Pryor usa un “Jenny invertido” para franquear una tarjeta postal. Posteriormente, Homero Simpson, en uno de los capítulos de la famosa serie, mientras hurgaba en una feria de antigüedades, descartó un sobre franqueado con el sello del avión invertido por considerar que la estampilla no servía por estar fallada.

Un orgulloso propietario prestó su copia para una exhibición en Chicago, para recuperarlo posteriormente dañado en forma irreversible porque un empleado del departamento uso cinta scotch para fijarlo.

Un coleccionista se lamentaba porque su copia del “Jenny invertido” había sido succionado por una aspiradora cuando su esposa limpiaba. Aparentemente, él dejo la estampilla sobre la mesa, de donde cayó a la alfombra. Logró recuperarla, pero el sello nunca mas tuvo el aspecto de nuevo que tenía antes del accidente.

Cuando unos ladrones robaron cuatro copias del Jenny invertido de los marcos de una exhibición filatélica, la Biblioteca Pública de Nueva York promovió investigaciones a gran escala por parte del FBI. Solamente dos fueron recuperadas. En un intento por disimular su origen para posteriormente venderlas, los ladrones cortaron el dentado de las estampillas sin saber con cuanto cuidado estos sellos habían sido estudiados.

Una famosa falsificación de esta estampilla, esta vez en Irlanda, desencadenó una serie de acontecimientos que terminó con el colapso de una de las firmas de subastas de sellos mas importantes.

Un “Jenny invertido” fue atrapado en un bombardeo aéreo en uno de los mas duros ataques de la batalla de Bretaña. Se conservó sano y salvo aunque perdió su goma como consecuencia de los daños sufridos en la residencia de su propietario.

Un comerciante de estampillas rescató sus tres ejemplares de este famoso sello de una inundación cuando el río Susquehanna rompió un dique de contención colocando a la ciudad de Wilkes-Barre, en Pennsylvania, y a su banco de valores bajo el agua.

Siete sellos se han reportado como destruidos o perdidos de un modo u otro a lo largo de los años, y algunos otros han sido víctimas de un cuidado inadecuado en su manejo y conservación. En algunos casos las bisagras han dañado la goma y causado manchas de óxido. Algunos tienen arrugas y otros manchas que denotan que han estado en contacto con papeles corrosivos durante largos períodos de tiempo.

Green no vendió los sellos que no tenían el dentado completo. Con uno de ellos mandó a hacer un medallón para regalarle a su esposa. Guardó los 18 ejemplares restantes en su caja fuerte. Luego de la muerte de Green, en 1936, volvieron a ver la luz, pero se encontró que estaban pegoteados entre ellos. Se los logró separar, pero el lavado hizo que perdieran la goma. En 1942 se subastó el primero de estos sellos con dentado parcial, vendiéndose en 1750 dólares a una persona de Baltimore. La siguiente copia vendida en la subasta alcanzó los 1350 dólares, y otras ocho fueron vendidas entre 750 y 1300 dólares. Algunas copias con el dentado y la goma completos se vendieron en esa subasta entre 1150 y 3300 dólares. Actualmente su valor se estima en unos 200.000 dólares.

Una historia cuanta que Green se dirigió a un club de coleccionistas de sellos con las estampillas con dentado incompleto y puso algunas de ellas en un cenicero con la intención de quemarlas. Green quería que todos los presentes testificaran esta destrucción para convertir a los restantes ejemplares en los “pura sangre” de la filatelia. Obviamente que los allí presentes, horrorizados, trataron de detener a Green y lo hicieron desistir de su alocada idea.

El medallón que Green mandó a hacer para su esposa Mabel tenía una copia del Jenny invertido junto a un ejemplar normal del sello de 24 c. Ella lo conservó hasta su muerte en 1950. En el año 2002 fue subastado por Robert Siegel en su “Siegel Gallerie’s Rarities Auction” en 170.000 dólares.

Se conoce una sola copia usada del Jenny invertido. El coronel Green estaba fuera de la ciudad y su esposa quería enviarle una carta por correo aéreo. Aparentemente, entró en el estudio de Green y tomó un sello de 24 c. de su escritorio para franquear la carta. Todo quedó en casa, y posteriormente Green fabricó un pendiente con ese único sello usado para usarlo en la cadena de su reloj de bolsillo.

Una copia sin goma y con dentado parcial se conserva en el Smithsonian’s National Postal Museum, pero no se lo exhibe permanentemente. El motivo es el viejo fantasma de los museos: la luz ultravioleta. El marco del sello es rojo, un color inestable que se tornaría naranja con el correr de los años debido a la mencionada radiación, así es que el museo exhibe su tesoro solamente por cortos períodos de tiempo.

Estos son solo algunas de las historias que se han tejido alrededor de una de las estampillas mas raras y tal vez la mas famosa del mundo. Si son verdaderas o leyendas, nadie lo sabe, al igual que el verdadero motivo que dio lugar a esta curiosidad filatélica.

Valores de ayer y de hoy.

En un intento de traer los valores de 1918 a nuestros días, consulté algunas páginas en Internet y lo primero que hallé es que 1 dólar de 1918 equivale a unos 12 dólares actuales.

De esta manera, los 24 centavos de valor facial del Jenny, equivaldrían a unos 2.88 dólares actuales.

En ese momento, el sello tenía un valor ocho veces mayor que el correspondiente a una carta de primera clase, que era de 3 centavos. Actualmente, enviar una carta de primera clase sale 34 c. en el país del norte, por lo que, manteniendo las proporciones, y si se mantuviera el servicio de correo aéreo, su franqueo sería de 2.72 dólares.

En pocas palabras, la primera transacción, la venta de la plancha por parte de Robey a Klein, llevó una inversión de 24 dólares a un valor de 15.000, es decir una utilidad del 62.500 %. Nada mal por caminar hasta la oficina de correo y tener un poquito de suerte….

Catálogos.

El catálogo Scott especializado en sellos de Estados Unidos llamado “Specialized Catalogue of U.S. Stamps & Covers” clasifica al “Jenny invertido” bajo el número C3a. La “C” indica que es un sello de correo aéreo y la “a” que es una variedad. Los precios que le asigna son 170.000 dólares por una copia mint y 200.000 por una mint sin rastros de bisagra (mint never hinged). No se menciona precio alguno por el sello usado.

Como ya se vio, una utilidad nada despreciable para una inversión de 24 centavos, una suma que en 1918 en los Estados Unidos, hubiera alcanzado para 4 vasos de cerveza y algo de vuelto.

El catálogo francés Yvert et Tellier, lo lista con el número 3 bajo el apartado de Correo Aéreo de Estados Unidos

Conclusión.

Es razonable que, debido al apuro con que fueron impresas estas estampillas, una plancha anómala entre las 20.000 preparadas escapara sin ser detectada. Pero el empleado de la oficina postal de la avenida New York tuvo dicha plancha en sus manos, la miró y la colocó sobre el mostrador para proceder a su venta. Cómo es posible que no notara el error?. El pobre empleado sospecho que algo raro estaba pasando cuando Robey, una persona común, compró una plancha entera de un sello muy caro por esos días, y además preguntó si había alguna otra con las mismas características. Así fue que cerró la ventanilla y reportó este hecho a su superior. Por qué no retuvo la plancha entonces?

La respuesta es mucho mas simple de lo que se sospecha. No nos olvidemos que corría el año 1918. El empleado del correo no vio nada raro en la estampilla y nos referiremos a sus propias palabras como explicación: “…cómo podía yo saber que esa cosa estaba al revés? Yo nunca antes había visto un avión…”

En algunos de los trabajos que consulté para escribir este artículo se menciona que Robey era una de las personas que sospechaba que esta primera emisión de correo aéreo de Estados Unidos podía deparar alguna sorpresa. Conocedor del proceso de impresión y del muy corto tiempo que se dispuso para tal emisión, sabía que era muy probable que apareciera alguna plancha con el centro invertido y con esa sospecha se dirigió a la oficina de correos de la calle New York, en Washington ese mediodía del 13 de Mayo de 1918. Pero de ser esto cierto, por que no fue no bien abrió dicha oficina y esperó hasta el mediodía? Además, no conocía acerca de los extremos controles en las plantas impresoras que hacían muy poco probable que una anomalía de esta especie escapara de los estrictos inspectores? Por qué no buscó mas centros invertidos en otras oficinas de Washington?

La falta de respuesta a estas y otras preguntas hacen que descarte esta última hipótesis y siga pensando que el hallazgo de Robey fue puramente casual. Además me gusta mucho mas esa teoría.